Un polémico episodio ocurrido en Bielorrusia generó indignación internacional luego de que una pareja tatuó a su hijo de un año para participar en un concurso organizado por un influencer. El objetivo era ganar un departamento valuado en 60 mil dólares, pero el accionar de los padres provocó una ola de críticas y una investigación judicial.
El hecho quedó registrado en un video viral donde se ve al bebé llorando mientras lo tatúan. “Hemos decidido participar en esta competencia. No sabíamos cómo sorprenderte, así que decidimos hacerle un tatuaje a nuestro hijo”, dice la madre durante la grabación.
Según el medio británico The Sun, el concurso fue impulsado por el influencer bielorruso Andrey Burim, conocido en redes como Mellstroy, de 26 años. El streamer había prometido departamentos de lujo a quienes presentaran los videos más originales para promocionar su marca personal.
La pareja, endeudada y viviendo en alquiler, vio en el desafío una oportunidad para cambiar su situación económica. “Llevamos tres años alquilando y estamos hasta las orejas de deudas. Nos encantaría ganar este concurso”, explicó la madre, justificando su decisión.
Sin embargo, el material publicado generó repudio masivo. Miles de usuarios denunciaron la crueldad del acto y exigieron sanciones tanto para los padres como para el influencer.
Investigación y condena social
El video llegó a manos de Ekaterina Mizulina, directora de la Liga de Internet Segura de Rusia, quien pidió que se inicie una investigación criminal. “Se ha tocado fondo. Puede que el tatuaje no sea real, pero el bebé llora durante todo el video. Es una forma de abuso”, declaró.
La funcionaria informó que el caso será elevado al Comité de Investigación de Bielorrusia para determinar si el tatuaje fue real o simulado, y si hubo daño físico o psicológico al menor.
Por otro lado, el influencer Mellstroy aún no emitió declaraciones públicas sobre el incidente, aunque su nombre volvió a ocupar titulares por otras polémicas previas.
El episodio de la pareja que tatuó a su hijo reavivó el debate sobre los límites éticos en la creación de contenido digital y la explotación infantil en redes sociales.
Especialistas advirtieron que el deseo de fama y recompensa económica puede llevar a situaciones de abuso y exposición extrema de menores. “Las redes sociales no pueden justificar la violencia ni el sufrimiento de un niño”, coincidieron los usuarios que repudiaron el video.



