En un gesto lleno de emoción y respeto, la familia de Miguel Ángel Russo despidió sus restos este jueves en una ceremonia privada en La Bombonera. Las cenizas del histórico entrenador de Boca Juniors fueron esparcidas en el campo de juego, cumpliendo el deseo de rendirle homenaje en el club donde forjó una parte fundamental de su historia futbolística.
El acto, cargado de simbolismo, marcó el inicio de una serie de despedidas que continuarán en otros equipos donde Russo dejó su huella, tanto como jugador, entrenador y referente del fútbol argentino.
Durante la ceremonia, Leandro Paredes, capitán de Boca Juniors, fue quien recibió a la familia de Miguel Ángel Russo y les abrió las puertas del vestuario local para brindar sus condolencias.
El periodista Leandro Aguilera informó que Paredes, ausente durante el velatorio debido a sus compromisos con la Selección Argentina por la fecha FIFA, quiso participar en este momento íntimo para despedir a quien fue uno de los técnicos más queridos del club.
Russo, campeón de la Copa Libertadores 2007, mantuvo una relación muy cercana con Boca y su gente, siendo recordado por su liderazgo, serenidad y compromiso con los valores del club.
Un tributo que recorrerá el fútbol argentino
Además de su despedida en La Bombonera, las cenizas de Miguel Ángel Russo también serán esparcidas en los clubes donde dejó un legado imborrable: Lanús, Rosario Central y Estudiantes de La Plata.
Desde Rosario, el presidente Gonzalo Belloso confirmó que Central será otro de los escenarios donde se rendirá tributo al exentrenador, destacando su influencia en las generaciones de jugadores y su huella en la institución.
Estos actos buscan honrar la trayectoria de un hombre que dedicó su vida al fútbol argentino, dejando una marca de humildad, profesionalismo y pasión en cada equipo que dirigió.
La despedida de Miguel Ángel Russo en La Bombonera simboliza mucho más que un adiós: representa el cierre de una vida entregada al deporte y el reconocimiento de toda una comunidad futbolera.
Su legado sigue vivo en cada hincha que lo aplaudió, en cada club donde trabajó y en cada jugador que aprendió de su ejemplo. En Boca, como en todo el fútbol argentino, su nombre quedará para siempre ligado a la historia grande del deporte.