La historia de Emiliano Siciliani es una de esas que combinan sacrificio, constancia y convicción. Nacido en San Miguel de Tucumán y criado en Juan Bautista Alberdi, el tucumano decidió cambiar su destino con un objetivo claro: ejercer su vocación profesional en Italia, el país al que sabía que algún día llegaría gracias a su doble ciudadanía.
Hasta los 24 años vivió en Tucumán, donde se formó como Profesor de Educación Física. En junio de 2018, junto a su esposa Melina, emprendió el viaje definitivo a Milán con apenas 300 euros en el bolsillo y muchas expectativas por delante.
Los comienzos no fueron sencillos. Su primer trabajo fue en una empresa de limpieza, donde permaneció durante un año y medio. Las jornadas eran extensas y exigentes, desde la madrugada hasta la noche. Aun así, ese período resultó clave para fortalecer su carácter y reafirmar su decisión de no abandonar el proyecto que había ido a buscar.
Mientras realizaba tareas de limpieza, Emiliano continuó golpeando puertas para poder desarrollarse en su profesión. La oportunidad llegó de manera inesperada, cuando recibió una llamada del Comité Olímpico Italiano, que le ofreció una suplencia en una escuela destinada a niños con diversas discapacidades.
Lo que inicialmente iba a ser un trabajo de cinco meses se extendió por dos años. Durante ese tiempo se capacitó intensamente, realizó el curso de instructor de pádel y obtuvo la licencia oficial para enseñar la disciplina, dando un paso decisivo en su carrera.
El tucumano que se abrió camino en la elite del pádel italiano
Con constancia y profesionalismo, Siciliani comenzó a insertarse en el ambiente del pádel en Milán. Durante la pandemia conoció a personas clave para su crecimiento, entre ellas Luis Ovando, con quien entabló una fuerte relación de confianza.
Gracias a ese vínculo, Emiliano se incorporó al Country Sport Village, considerado el club de pádel más importante de Italia, que cuenta con 24 canchas cubiertas y es referencia a nivel europeo. Allí se desempeña actualmente como profesor y profesional del deporte, en un entorno de máxima exigencia y visibilidad.
En ese recorrido también forjó amistades con figuras reconocidas del deporte, como el ex futbolista Esteban “Cuchu” Cambiasso, a quien define como una persona excepcional, con valores sólidos y una mirada profunda sobre el deporte y la vida.
A su círculo se sumaron nombres históricos del fútbol italiano como Demetrio Albertini y Pierluigi Casiraghi, lo que refleja el prestigio que logró construir dentro del ambiente deportivo.
Hoy, desde Milán, Emiliano Siciliani se consolidó como un orgullo tucumano en el exterior. Su historia demuestra que el esfuerzo sostenido, la formación y la perseverancia pueden abrir puertas incluso en los escenarios más competitivos del mundo.




