Un infarto no siempre llega de forma repentina. Según especialistas y organismos médicos, el cuerpo puede manifestar semanas antes síntomas sutiles que suelen confundirse con molestias menores. Reconocerlos y consultar a tiempo puede prevenir daños irreversibles.
El infarto ocurre cuando las arterias coronarias, responsables de llevar oxígeno y nutrientes al corazón, se obstruyen progresivamente. Este proceso, generalmente, avanza de manera gradual, produciendo la etapa conocida como enfermedad cardíaca coronaria. Durante este período, el corazón trabaja con mayor esfuerzo y surgen las primeras señales de alerta.
Síntomas que no debes ignorar
Entre los signos más comunes se encuentran:
- Angina de pecho: dolor, presión u opresión en el pecho, a veces acompañado de falta de aire. Si ocurre durante el esfuerzo y mejora con descanso, la consulta médica es indispensable.
- Dificultad para subir escaleras que persiste por más de dos semanas.
- Cansancio excesivo o debilidad constante.
- Falta de aire sin causa aparente.
- Agotamiento rápido frente a actividades habituales.
Aunque parezcan molestias menores, su persistencia puede indicar un problema cardíaco en evolución.
Cuando el riesgo aumenta
El peligro se vuelve crítico cuando el dolor en el pecho aparece de manera repentina, incluso en reposo. Un signo de alarma contundente es despertarse durante la noche con dolor en el pecho. Ante esta situación, llamar a emergencias de inmediato es fundamental.
En un ataque cardíaco, cada minuto cuenta: la demora en la atención puede generar daños permanentes o un paro cardíaco.
Síntomas clásicos de un infarto
Los síntomas más frecuentes incluyen:
- Dolor intenso en el pecho o detrás del esternón que dura más de cinco minutos.
- Dolor que se irradia al brazo izquierdo, ambos brazos, espalda, cuello, mandíbula u omóplatos.
- Sensación de opresión fuerte, como si un peso aplastara el pecho.
- Ardor intenso en el pecho, a veces confundido con acidez.
Señales distintas en las mujeres
En las mujeres, los infartos pueden presentarse con síntomas menos específicos, lo que dificulta su detección temprana:
- Dolor en la parte superior del abdomen.
- Náuseas y vómitos.
- Mareos y cansancio extremo sin causa aparente.
Estos cuadros pueden pasar desapercibidos incluso para profesionales de la salud, por lo que escuchar al cuerpo y actuar rápido es crucial.
Prevención: observa y actúa
Detectar señales tempranas y acudir a tiempo al médico sigue siendo la estrategia más eficaz para prevenir un infarto. Mantener hábitos saludables, controlar factores de riesgo y prestar atención a las alertas del cuerpo puede salvar vidas.




