En abril de 2008, se instalaron semáforos en la intersección de avenida Sarmiento y Marco Avellaneda, en San Miguel de Tucumán. Sin embargo, nunca fueron habilitados. ¿Por qué? Un conflicto de jurisdicción entre la Municipalidad y la empresa Belgrano Cargas impidió su puesta en marcha. A pesar de ser una de las esquinas con mayor índice de accidentes, según datos de 2006, la señal lumínica sigue apagada.
Hoy, solo quedan los semáforos sobre Sarmiento, mientras que el de Marco Avellaneda fue retirado en 2021 tras ser vandalizado. La esquina, cada vez más caótica, refleja el abandono urbano: pavimento destruido, aguas servidas, asentamientos precarios y un tránsito creciente.
El conflicto ferroviario que paralizó la señalización
El problema radica en la cercanía del semáforo con las vías del tren. Para funcionar correctamente, se requería un dispositivo llamado “contacto seco”, que detecta el paso de los trenes. La Municipalidad solicitó el artefacto, pero Belgrano Cargas alegó que no era su responsabilidad. Desde entonces, no hubo avances. Incluso el Concejo Deliberante intervino, sin lograr una solución.
Actualmente, ese tipo de tecnología quedó obsoleta. Los nuevos sistemas utilizan sensores inteligentes que detectan velocidad y longitud del convoy, pero su costo es elevado: unos U$S400.000 por esquina. Según Sergio Gao, director de Alumbrado y Semáforos, el conflicto involucra también a Vialidad, Fiscalía de Estado y otras entidades provinciales y nacionales.

Seguridad improvisada y vecinos preocupados
Mientras tanto, la seguridad vial depende de agentes de tránsito que trabajan en turnos. Los vecinos denuncian que el turno de la mañana finaliza a las 12.30, justo cuando aumenta el flujo vehicular. Además, la zona se volvió insegura por el asentamiento entre las vías y la vereda, y por la falta de infraestructura adecuada.
El Ministerio Público Fiscal, ubicado en un galpón cercano, mantiene una consigna policial permanente. Sin embargo, los vecinos como Marina y Miguel Gómez aseguran que la presencia policial no compensa la ausencia del semáforo ni mejora la circulación.
Una solución que parece lejana
La esquina de Sarmiento y Marco Avellaneda no solo enfrenta el problema del semáforo. El puente sobre las vías del Mitre quedó angosto para el tránsito actual, generando embotellamientos. Según Gao, hasta que no se construya un nuevo puente, más amplio y moderno, será difícil resolver el caos vial.
Además, el conflicto ferroviario no es exclusivo de esta esquina. Se repite en otros cruces de la ciudad, como Roca y Bernabé Aráoz o Crisóstomo Álvarez. La falta de coordinación entre jurisdicciones y el alto costo de las soluciones tecnológicas hacen que el semáforo siga siendo un símbolo del abandono.