Este domingo por la tarde, la ciudad de Frías, en Santiago del Estero, fue escenario de un hecho que sacudió a la comunidad. Brisa Guerra, una joven con discapacidad auditiva y del habla, se arrojó desde lo alto de un silo abandonado en el predio de Movitier. El momento fue captado en video por un vecino y difundido en redes sociales, generando una ola de consternación.
El episodio ocurrió mientras efectivos policiales intentaban intervenir. Según el parte oficial, Brisa había escapado de su domicilio por la mañana y enviaba fotos y videos desde el lugar a su padrastro. Al llegar, los agentes presenciaron cómo la joven trepaba al tanque y se lanzaba al vacío.
Tras la caída, Brisa fue asistida por personal médico del hospital local. Aunque estaba consciente, presentaba fracturas expuestas en la cadera, rodilla y pierna derecha. Debido a la gravedad de sus lesiones, fue trasladada al Hospital Regional de Santiago del Estero, donde permanece internada en estado crítico.
Se espera un nuevo parte médico oficial que brinde detalles sobre su evolución. Mientras tanto, el video del hecho sigue circulando en redes, con advertencias por su alto impacto visual.
Investigación judicial y posibles antecedentes
La fiscal Natalia Simoes está a cargo de la investigación. Ordenó diversas medidas para esclarecer lo sucedido. Según fuentes policiales, Brisa había sido citada en otras ocasiones en la Comisaría del Menor y la Mujer, aunque no se especificaron los motivos.
Además, se investiga la posible participación de una persona que le habría conseguido clientes para supuestos encuentros sexuales. Este dato podría aportar nuevos elementos al caso y abrir líneas de investigación sobre explotación y vulnerabilidad.
El caso reavivó el debate sobre la contención y asistencia a personas con discapacidad en situación de vulnerabilidad. Por otro lado, vecinos de Frías expresaron su preocupación ante la falta de recursos y atención especializada para casos como el de Brisa.
La conmoción en la ciudad es profunda. El hecho no solo expone una tragedia individual, sino también una deuda social en materia de inclusión, protección y salud mental.




