La Justicia comercial declaró la quiebra de Alimentos Refrigerados Sociedad Anónima (ARSA), empresa que producía yogures, flanes y postres para SanCor. La decisión fue tomada por el juez Federico Güerri, del Juzgado Comercial 29, y contempla la liquidación total de la compañía. El cierre implica el despido de casi 400 trabajadores y la clausura de sus plantas en Lincoln y Córdoba.
La crisis se arrastra desde diciembre de 2023, cuando ARSA inició un concurso preventivo de acreedores por problemas financieros derivados de la inflación y el control de precios. Aunque la Justicia lo aprobó en marzo de 2024, no hubo interesados en continuar la producción. Esto llevó al colapso definitivo de la firma.
La planta principal de ARSA en Lincoln empleaba a 180 personas, mientras que otras 200 trabajaban en Córdoba. Su red logística incluía 165 distribuidores y abastecía a 70.000 comercios en todo el país. El cierre no solo afecta a los empleados directos, sino también a toda la cadena de distribución.
Los sindicatos denunciaron reiterados incumplimientos salariales. Según los trabajadores, en los últimos meses solo cobraban una cuarta parte del sueldo en efectivo y el resto en cuotas. La gestión de los empresarios venezolanos Manuel y Alfredo Fernández, también responsables de La Suipachense, fue cuestionada por el sector lácteo.
SanCor en jaque: otra pieza que se cae
La quiebra de ARSA golpea directamente a SanCor, que también atraviesa una profunda crisis. La cooperativa láctea está en concurso preventivo de acreedores con una deuda de 400 millones de dólares. Desde 2017, ha intentado reorganizarse, vender activos y negociar con grupos empresarios, sin éxito.
La salida de ARSA del mercado representa la pérdida de un proveedor clave para SanCor y profundiza la incertidumbre sobre el futuro de la industria láctea argentina. Además, deja sin empleo a cientos de personas y marca el fin de una empresa histórica en el sector.




