La cúpula de la Confederación General del Trabajo (CGT) mantuvo en las últimas horas una serie de reuniones para definir el plan de acción frente a la reforma laboral impulsada por el Gobierno nacional, un proyecto que la central sindical considera regresivo y perjudicial para los trabajadores.
Según trascendió, las discusiones internas se intensificaron debido a las diferencias sobre el modo de encarar la resistencia: mientras un sector propone avanzar con movilizaciones masivas y medidas de fuerza, otro insiste en priorizar el trabajo político en el Congreso para evitar que el proyecto avance.
Debate interno y estrategias enfrentadas
En los encuentros realizados en la sede de Azopardo, distintos referentes sindicales expusieron sus posturas respecto a la reforma laboral que el Gobierno busca aprobar antes de fin de año. El texto, que incluye cambios en las indemnizaciones, el régimen de contratación y la flexibilización de convenios, es considerado por la CGT como “un retroceso en los derechos laborales”.
Entre los dirigentes crece el debate sobre qué estrategia adoptar:
- El ala más combativa planteó la necesidad de convocar a una gran movilización nacional y no descartan impulsar un paro general.
- Los sectores dialoguistas, en cambio, propusieron concentrar los esfuerzos en presionar a gobernadores y legisladores para impedir que el proyecto obtenga los votos necesarios.
Presión sobre el Congreso
La conducción cegetista reconoció que el escenario en el Parlamento será determinante. Por ese motivo, se analizan encuentros con diputados y senadores de distintos bloques para plantear los puntos que la central considera “límites infranqueables”.
“Tenemos que evitar que se apruebe una reforma que destruye derechos históricos”, expresaron fuentes sindicales que participaron del encuentro. También remarcaron que la CGT continuará articulando con organizaciones sociales y otros gremios del país para unificar una postura común.
Un clima que se intensifica
La discusión interna dejó al descubierto tensiones dentro de la central obrera, que busca mostrar unidad frente al Gobierno, aunque existen diferencias respecto al modo de plantarse ante una reforma considerada clave para la administración nacional.
A pesar de las discrepancias, la CGT coincidió en que mantendrá “estado de alerta y movilización” mientras continúa el análisis del proyecto en el Congreso, y no descartan anunciar nuevas medidas en los próximos días.




