Este lunes 8 de diciembre llegó una de las tradiciones más queridas y llenas de emoción para miles de familias: el armado del árbol de Navidad. Entre luces, colores, recuerdos y rituales familiares, el arbolito marca el inicio de un mes cargado de celebraciones, encuentros y espíritu festivo.
La elección de esta fecha no es casual. En muchos países, y especialmente en hogares católicos, el árbol se arma el 8 de diciembre, día en que se celebra la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Con el paso del tiempo, esta tradición se integró como un símbolo del comienzo del tiempo de preparación para la Navidad, que culmina el 24 de diciembre.
Desde ese momento, la decoración del hogar comienza a tomar protagonismo: guirnaldas, esferas, luces y adornos de toda una vida se convierten en el marco perfecto para esperar la llegada de las fiestas.
Qué pasa si no armas el árbol el 8 de diciembre
La duda aparece cada año: ¿hay alguna consecuencia por no armar el arbolito el 8? La respuesta es simple: no pasa absolutamente nada.
- No existe una obligación religiosa. La Iglesia no fija ninguna fecha exacta para armar el árbol. Se trata de una costumbre cultural, no de un mandato de fe.
- Cada familia lo arma cuando puede y cuando quiere. Algunos lo hacen el fin de semana más cercano al 8, otros entre fines de noviembre y principios de diciembre. Incluso hay quienes esperan al 1 de diciembre o al primer domingo de Adviento.
- Lo importante es la intención. El sentido de la Navidad está en la unión familiar, el amor, la solidaridad y la preparación espiritual, no en la fecha precisa en que se colocan las decoraciones.
Un ritual que une generaciones
Para muchos, armar el árbol es una experiencia que reúne a grandes y chicos, reavivando tradiciones, anécdotas y momentos compartidos. Incluso en algunas culturas se arma recién cerca del 24 de diciembre, para preservar “la magia” hasta último momento.
Más allá de cuándo lo armes, el arbolito sigue siendo uno de los símbolos más esperados y emotivos de la Navidad.
El significado del árbol de Navidad
El origen del arbolito combina tradiciones paganas y cristianas. Antiguos pueblos celtas decoraban el Árbol del Universo para honrar a sus dioses. Con la expansión del cristianismo, ese ritual fue resignificado para celebrar el nacimiento de Jesús.
Con el tiempo, el árbol adquirió un profundo simbolismo religioso:
- Representa el amor de Dios.
- Su forma triangular, especialmente en los pinos, se asocia con la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Por eso, si todavía no lo armaste, no te preocupes: hacelo cuando te nazca y, sobre todo, rodeado de quienes amás. La magia de la Navidad no está en el calendario, sino en el espíritu con el que se vive.




