¿Qué pasaría si una simple pregunta pudiera acercarte más a tus hijos o incluso a un desconocido? En 2024, un equipo de psicólogos de la Universidad de Ámsterdam se propuso responder esta inquietud. Liderados por Eddie Brummelman, adaptaron el conocido «procedimiento de amistad rápida» para evaluar si 14 preguntas diseñadas podían aumentar el sentimiento de amor entre padres e hijos. El experimento se realizó en Países Bajos con niños de entre 8 y 13 años y sus padres, y los resultados fueron reveladores.
Las conversaciones duraron apenas nueve minutos, pero bastaron para que los niños reportaran sentirse más amados. ¿La razón? Las preguntas iban más allá de lo superficial, invitando a compartir miedos, deseos y experiencias personales. Este enfoque, basado en la autorrevelación, demostró que incluso los vínculos familiares pueden fortalecerse con preguntas bien formuladas.
Autorrevelación: el motor de la cercanía emocional
La autorrevelación —compartir pensamientos y sentimientos íntimos— ha sido objeto de estudio desde los años 90. Arthur Aron, de la Universidad Stony Brook, fue pionero en demostrar que este tipo de intercambio genera cercanía entre personas. Su procedimiento consistía en que parejas respondieran preguntas profundas durante 45 minutos. Los resultados mostraron que, tras una sola conversación, los participantes se sentían tan cercanos como con amigos de años.
Además, estudios posteriores confirmaron que este método funciona tanto en citas románticas como en interacciones entre colegas o estudiantes. Incluso se ha replicado con éxito en entornos virtuales, como lo demostró Susan Sprecher en la Universidad Estatal de Illinois.

Vínculos, neuroquímica y bienestar
Por otro lado, investigaciones recientes han explorado el vínculo entre la autorrevelación y el sistema opioide del cerebro. Este sistema, responsable de sensaciones placenteras como la euforia, se activa durante interacciones sociales significativas. Un estudio de Kristina Tchalova y Geoff MacDonald demostró que bloquear estos receptores con naltrexona reduce la capacidad de disfrutar conversaciones íntimas.
Esto sugiere que el bienestar emocional generado por las preguntas profundas tiene una base fisiológica. Además, este tipo de interacción puede ayudar a sanar divisiones sociales, como lo han mostrado estudios que aplican el procedimiento entre personas de distintos grupos.
Más allá de la charla superficial
En definitiva, hacer preguntas sencillas pero significativas puede ser un atajo hacia la intimidad. Ya sea en familia, en una cita o entre desconocidos, el poder de preguntar y escuchar con atención puede transformar relaciones. Como señala Brummelman, no se trata solo de una lista de preguntas, sino de una mentalidad abierta a explorar lo que realmente importa.
¿Y vos? ¿Qué preguntarías hoy para acercarte más a alguien?