En la antesala de la festividad de la Virgen del Valle, cientos de tucumanos se congregaron con fervor en el Santuario de La Reducción, desafiando la lluvia y llenando el lugar de emoción, color y tradición.
Como cada año, los peregrinos se movilizan hacia La Reducción en una muestra de devoción y comunidad. Familias, jóvenes y ancianos recorren las calles y senderos, compartiendo cantos y pasos que reflejan la fuerza de la tradición en el corazón de Tucumán.
El padre Alejandro Zárate destacó la importancia del evento:
«El Santuario de La Reducción, uno de los centros de peregrinación más importantes de Tucumán, recibe a familias y comunidades que caminan juntas con fe y esperanza para llegar a los pies de la Virgen del Valle, quien siempre nos acompaña con amor y guía para encontrarnos con Jesús.»
Agenda de misas y celebración central
La mayor afluencia de fieles se registró tras la caída del sol, cuando la noche invitó al recogimiento y las luces del santuario iluminaron el camino. La misa central, presidida por el arzobispo a la medianoche, fue el momento culminante de la jornada.
Durante el día se celebrarán otras misas: a las 3, 6, 9 y 11 horas, y dos últimas celebraciones a las 18 y 20:30. Según el padre Zárate:
«A las 20:30, al concluir la misa, nuestra Madre Santísima vuelve al interior del templo para cerrar un día lleno de alegría y felicidad en este hermoso lugar de Lules.»
Una tradición que une a la comunidad
La imagen es conmovedora: grupos de vecinos, familias con niños y jóvenes recorren juntos los senderos hacia el santuario. La peregrinación no solo representa devoción, sino también unión, esperanza y gratitud ante la Virgen del Valle. La Reducción se viste nuevamente de fe y recibe con los brazos abiertos a quienes buscan renovar su confianza y compromiso espiritual.



