El sonido no generó alarma inmediata. Durante los primeros segundos, nadie imaginó que se trataba de un ataque. En una tarde de domingo, con música, ferias y turistas, los estruendos se confundieron con fuegos artificiales. Recién cuando llegaron los gritos y la multitud empezó a correr, la realidad se impuso con violencia en la playa de Bondi Beach, en Sídney.
Nahuel Navarro Taormina, un tucumano de 25 años residente en Australia, fue uno de los testigos directos del atentado antisemita ocurrido este domingo. Se encontraba junto a amigos en el Bondi Pavilion, un centro comunitario frente al mar donde cada fin de semana se dictan clases recreativas de salsa.
“Eran aproximadamente las 6:30 de la tarde. Estábamos empezando a disfrutar de las clases cuando comenzamos a escuchar estruendos que al principio se confundieron con fuegos artificiales, por el evento que se estaba llevando a cabo a pocos metros de donde estábamos”, relató.
A escasos metros del lugar funcionaba una feria comunitaria organizada por la colectividad judía, en el marco de la celebración de Janucá. El contexto, la música y el movimiento hicieron que el peligro no fuera advertido de inmediato. Pero la confusión duró poco.
“Después de unos minutos empezamos a escuchar gritos y a ver gente corriendo en sentido contrario. Ahí nos dimos cuenta de que algo grave estaba pasando y comenzamos a seguir a la multitud”, recordó. Sin embargo, pronto comprendió que esa decisión había sido un error.
“Empecé a ver cuerpos tirados, gente herida a mi alrededor. En ese momento perdí de vista a mis amigos”, contó. La escena se volvió caótica. Disparos, personas cuerpo a tierra y heridos intentando escapar del lugar.
Los primeros minutos fueron los más angustiantes. “Los primeros nueve minutos fueron aterradores. Corrí lo más lejos que pude, intentando resguardarme, porque no sabía exactamente en qué zona estaban los atacantes”, explicó. Recién después de un tiempo logró ubicarse en un lugar seguro y reencontrarse con su grupo.
En total, fueron cerca de 20 minutos de terror. “No sabíamos qué podía pasar. Gracias a Dios estamos todos bien, pero si los atacantes no hubieran tenido un objetivo específico, la historia podría haber sido otra. Estábamos a solo 80 metros de donde ocurría todo”, advirtió.
La sensación de vulnerabilidad se acentuó por el contexto. Bondi Beach es una de las zonas más turísticas y tranquilas de Sídney, especialmente los domingos.“Encontrarme en una situación así, en un lugar tan seguro y tan concurrido, fue algo completamente shockeante. Es algo que no te imaginás vivir”, expresó Nahuel.
Nahuel también destacó que Bondi Beach y sus alrededores concentran una gran comunidad argentina, y que incluso había amigos y conocidos suyos muy cerca del lugar al momento del ataque.
En su relato, subrayó el accionar del civil que logró desarmar a uno de los atacantes, aun estando herido de bala. “Si no hubiese sido por ese hombre, que estaba doblemente herido y logró quitarle el arma a uno de los terroristas, las víctimas inocentes podrían haber sido muchas más”, aseguró.
Respecto al operativo posterior, indicó que para el lunes el perímetro continuaba bajo fuertes controles policiales. Las autoridades desplegaron un amplio operativo de seguridad y, según confirmó, también se halló el vehículo utilizado por los atacantes, en el cual se encontró material explosivo.
Mientras la investigación avanza, el testimonio de Nahuel pone palabras al horror vivido en primera persona y refleja cómo, en cuestión de minutos, una tarde de música y playa puede transformarse en una escena de terror imposible de olvidar.
