
El relato de un amigo de Federico Toledo, asesinado a la salida de un boliche en Tucumán, es estremecedor. Él reconstruyó minuto a minuto la secuencia que terminó con la muerte del joven, tras recibir una trompada inesperada de Santiago Budini, quien tiene conocimientos de artes marciales.
Todo comenzó en una parada de colectivo, donde los grupos se cruzaron en medio de una charla aparentemente tranquila. Federico insistía en retirarse, pero la tensión escaló cuando Budini lanzó una burla sobre su pantalón. Mateo Marti, uno de los amigos de la víctima, intentó calmar la situación, pero Budini reaccionó con violencia: le rompió la nariz de un golpe y luego se dirigió directamente hacia Federico.
Según el testigo, Federico estaba parado, sin intención de pelear ni de defenderse. Budini corrió hacia él y le dio una piña directa en la cara. Él no se cubrió ni se movió. Cayó al suelo y se golpeó la cabeza. Murió en el acto.
La policía intervino tarde. Mientras separaban al testigo, Budini se subió a una moto que tenía cerca y escapó. Luego volvió a pasar por el lugar, se burló y se fue nuevamente. La víctima ya no reaccionaba. Los intentos de reanimación fueron inútiles.
Una tía de Federico también habló en tribunales y denunció que Budini tenía antecedentes por violencia de género. Lo calificó como “un asesino”.