Javier Milei encendió todas las alarmas. En una declaración explosiva, el Presidente aseguró que “espías disfrazados de periodistas” están detrás de la filtración de audios que involucran a su hermana y mano derecha, Karina Milei. Según Milei, esta operación forma parte de una red de espionaje ilegal que intenta desestabilizar al gobierno justo antes de las elecciones.
El juez federal Alejandro Maraniello intervino rápidamente y ordenó prohibir la difusión de los audios, alegando que se vulnera la privacidad y se pone en riesgo la seguridad institucional. La medida judicial generó aún más polémica, ya que varios medios habían comenzado a publicar fragmentos del contenido filtrado.
Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, se sumó a la denuncia y sugirió que las grabaciones podrían haberse realizado dentro del Congreso. Por su parte, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunció que ampliará la denuncia oficial y calificó el hecho como una “operación de inteligencia sincronizada” con fines electorales.
Milei no se quedó en palabras. Ordenó investigar el origen de los audios y pidió identificar a los responsables. En su discurso, dejó claro que no tolerará “ataques mafiosos” ni “operaciones encubiertas” que busquen erosionar su liderazgo.