La ciencia advierte sobre un fenómeno alarmante: el virus chikunguña, transmitido por mosquitos, se expande a nivel global. En 2025, Europa registró 27 brotes, una cifra sin precedentes. El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) señala que esta “nueva normalidad” implica temporadas de transmisión más largas e intensas. El cambio climático, junto con la expansión de los vectores Aedes aegypti y Aedes albopictus, está detrás de esta transformación.
¿Quiénes lo sufren? Comunidades en Europa, Asia y América Latina. ¿Cuándo comenzó? En la última década, pero se intensificó este año. ¿Dónde? Desde Alsacia, en Francia, hasta Foshan, en China, y países del Cono Sur. ¿Por qué? Porque el calentamiento global y la urbanización crean condiciones ideales para los mosquitos.
El virus chikunguña pertenece al género Alphavirus y se transmite por mosquitos Aedes. Estos insectos se reproducen en agua estancada y pican durante el día. Los síntomas aparecen entre cuatro y ocho días después de la picadura: fiebre alta y dolor articular intenso, que puede durar semanas o meses. También se presentan náuseas, fatiga, erupciones cutáneas y, en casos graves, complicaciones neurológicas o cardíacas.
No existe un tratamiento antiviral específico. El abordaje es sintomático: analgésicos, hidratación y reposo. Aunque se desarrollan vacunas, aún no están disponibles de forma masiva.
El calentamiento global favorece la expansión de los mosquitos. Veranos más largos e inviernos suaves permiten que especies como el Aedes albopictus lleguen a regiones antes libres de estos vectores. En Europa, pasó de estar en 114 a 369 regiones en solo diez años. Además, la urbanización acelerada y la presión sobre sistemas de agua y saneamiento aumentan los criaderos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la mitad de la población mundial está en riesgo de contraer dengue. En América Latina, el chikunguña es endémico y el dengue alcanzó 13 millones de casos en 2024.
Organismos como el ECDC y la OMS intensifican sus esfuerzos. Se publicaron nuevas directrices para la vigilancia y prevención, especialmente en países con poca experiencia. Sin embargo, persisten desafíos: el diagnóstico diferencial entre chikunguña, dengue y zika es complejo, y la desigualdad en el acceso a herramientas de control sigue siendo un obstáculo.
El Día Mundial del Mosquito, celebrado el 20 de agosto, busca visibilizar estas brechas y promover la equidad en salud. La prevención comunitaria, el uso de repelentes y la eliminación de criaderos son claves para enfrentar esta amenaza global.