La Legislatura provincial reservó el 18 de diciembre para una sesión especial en la que, en teoría, se debatirá la anunciada reforma política y electoral en Tucumán. Eso, claro, si aparece algún consenso, algo que por estas horas parece lejano; desde la Casa de Gobierno el mensaje que se repite es claro: no se toca nada.
Lo paradójico del proceso es que el debate sobre el sistema electoral no fue empujado por la oposición, sino por el propio oficialismo. Fue el gobernador Osvaldo Jaldo quien, desde el inicio de su gestión, instaló públicamente la crítica al sistema de acoples. Lo hizo en discursos ante la Legislatura y también frente a la prensa, señalando una y otra vez el exceso de boletas y el desorden que generan en cada elección. Sin embargo, aquella bandera que parecía anunciar un cambio de fondo hoy luce deshilachada.
De los dos ejes que originalmente se plantearon —el sistema de votación y los acoples—, uno ya quedó descartado sin demasiadas explicaciones: la boleta partidaria de papel seguirá vigente. El otro, el de los acoples, es el verdadero nudo del conflicto y el que desnuda que la reforma prometida no es tan reforma.
En los pasillos de la Legislatura el clima es de desconcierto, desde los distintos bloques reconocen que no hay acuerdo y que, incluso, los proyectos podrían caerse del temario. Esa es, por ahora, la hipótesis que gana terreno con el correr de los días.
Las resistencias internas
El primero en hablar de un rediseño “profundo” fue el propio Jaldo, quien insistió en la necesidad de eliminar los acoples. Pero esa intención chocó rápidamente con resistencias internas, presiones territoriales y el peso del peronismo en el interior de la provincia, para quienes el sistema actual sigue siendo funcional.
El vicegobernador Miguel Acevedo tomó luego la iniciativa. Convocó a reuniones con oficialistas y opositores, promovió ensayos con la Boleta Única Electrónica y dejó en claro que avanzaría “hasta donde pudiera”. Ese límite, hoy, parece haber llegado mucho antes de lo esperado.
Las comisiones están formalmente listas para emitir dictámenes si hubiera acuerdo, y este lunes está prevista una reunión de Labor Parlamentaria para definir el temario. Pero si el bloqueo persiste, la reforma electoral quedaría otra vez postergada y la sesión se concentraría en otros proyectos pendientes.
Ficha Limpia, el salvavidas posible
En el plenario de comisiones que se tratará esta semana hay un objetivo mínimo: intentar consensuar un proyecto de Ficha Limpia. En este caso, hay dos propuestas en juego, por un lado la de la radical Silvia Elías de Pérez, que impide candidaturas con condena en segunda instancia y prevé la remoción automática de funcionarios en esa situación y la otra, impulsada por el peronista Gerónimo Vargas Aignasse, que agrega un criterio más restrictivo al impedir candidaturas incluso con condena en primera instancia.
En la Cámara confían en que, al menos, Ficha Limpia llegue al recinto. No solo porque es una demanda social evidente, sino también por una razón política que busca evitar que el oficialismo quede expuesto tras haber prometido cambios que hoy parecen naufragar.




