El expresidente brasileño Jair Bolsonaro fue condenado este jueves por la Corte Suprema a 27 años y tres meses de cárcel por haber conspirado contra el orden democrático tras su derrota en las elecciones de 2022 frente al actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva.
“En resumen, 27 años y tres meses de pena privativa de libertad”, dijo el juez de la corte suprema Alexandre de Moraes, al anunciar la sentencia.
Tras conocerse la condena, el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, dijo que Estados Unidos “responderá” a la “injusta” condena del expresidente.

El fallo se conoció después que la Corte Suprema formó mayoría para condenar a Jair Bolsonaro por organización criminal y golpismo. Bolsonaro se convirtió así en el tercer ex jefe de Estado de Brasil condenado por la Justicia.
El expresidente tiene 70 años. La justicia debe determinar si irá a prisión o cumplirá su condena en su domicilio. La defensa anunció que apelará la sentencia.
Los jueces adelantaron la sentencia
Aunque tenía previsto dictar las penas en una sesión reservada para este viernes, la Primera Sala decidió pasar inmediatamente a la fase de sentencia una vez que concluyó la audiencia. Los jueces, por cuatro votos a uno, declararon culpable a Bolsonaro y otros siete reos, entre ellos exministros y antiguos jefes militares.
Bolsonaro y los otros siete reos fueron declarados culpables de delitos contra la democracia, como intento de abolición del Estado democrático de derecho, golpe de Estado, organización criminal, deterioro del patrimonio protegido y daño calificado.
Según la acusación formulada por la Fiscalía General y aceptada por cuatro de los cinco jueces, la conspiración comenzó en junio de 2021, poco más de un año antes de las elecciones y cuando Lula comenzaba a despuntar en las encuestas.
La trama fue desarrollada en diversas fases y comenzó con una dura campaña de descrédito contra las instituciones y el sistema electoral del país dirigida por el propio Bolsonaro, de acuerdo a la acusación.
La conspiración pasó de las palabras a los hechos después de que Lula ganó las elecciones de octubre de 2022, con intensas protestas, atentados frustrados por la Policía y campamentos en las puertas de los cuarteles en los que miles de bolsonaristas exigían al Ejército que impidiera la investidura de Lula.
El líder progresista asumió el poder finalmente el 1 de enero de 2023 y, una semana después, miles de activistas de ultraderecha salieron de uno de esos campamentos en Brasilia para asaltar con violencia las sedes de la Presidencia, el Parlamento y la propia Corte Suprema.
De acuerdo a la Fiscalía, esa acción fue el corolario de una trama golpista que ha llevado a las condenas y que, según la acusación, fue “liderada” y dirigida personalmente por Bolsonaro, con el objetivo de “perpetuarse en el poder” e instalar “una dictadura” en Brasil.