El 25 de diciembre de 2024, en Lomas del Mirador, Buenos Aires, una celebración navideña terminó en tragedia. Rafael Horacio Moreno, expolicía federal de 75 años, cruzó la calle para reclamarle a su vecino Sergio David Díaz (40) por el volumen de la música. La discusión escaló rápidamente y terminó con un disparo a quemarropa que le costó la vida a Díaz.
El hecho ocurrió en la calle Acevedo al 4100, alrededor de las 7 de la mañana. La secuencia fue grabada por testigos y se viralizó en redes sociales. En el video, se observa cómo ambos hombres se empujan y se amenazan. “Vamos a terminar mal”, advirtió Moreno segundos antes de disparar.
El juicio por jurado y la condena al expolicía
Un jurado popular, compuesto por 12 titulares y 4 suplentes, declaró culpable a Moreno por homicidio culposo y tenencia ilegal de arma de guerra. El juicio fue presidido por la jueza técnica Lucila Pacheco, del Tribunal en lo Criminal N° 2 de La Matanza. La acusación estuvo a cargo del fiscal Sergio Antín, mientras que la defensa fue asumida por el abogado Francisco Oneto.
Moreno había sido detenido en el lugar del crimen y permanecía preso desde entonces. Su defensa había solicitado prisión domiciliaria, argumentando que no existían riesgos procesales. Sin embargo, el juez de Garantías Pablo Agustín Gossn rechazó el pedido y ordenó su permanencia en una unidad del Servicio Penitenciario Bonaerense.
Debate social: ¿defensa propia o asesinato?
El caso generó una fuerte polarización en la opinión pública. Algunos justificaron la reacción del expolicía como un acto de defensa ante una posible agresión. Otros lo señalaron como un asesino que actuó con desproporción y violencia.
El arma utilizada, una Taurus calibre .38, fue secuestrada en la escena. La difusión del video fue clave para el veredicto del jurado, que consideró que Moreno actuó con negligencia criminal y sin justificación.
Este crimen pone en evidencia los peligros de la escalada de conflictos vecinales y el acceso a armas de fuego. Además, reabre el debate sobre el rol de los jurados populares en casos de alto impacto social.
El veredicto marca un precedente en la justicia bonaerense y deja una advertencia clara: la violencia nunca puede ser la respuesta a los desacuerdos cotidianos.




