Tras más de cinco décadas de búsqueda, la familia de Roque Argañaraz recibió una noticia largamente esperada. El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) confirmó que los restos hallados en una de las fosas del centro clandestino de detención “Arsenales” pertenecen al jornalero tucumano secuestrado en febrero de 1977, en cercanías de Monteros.
Se trata del último de los 14 restos humanos recuperados en ese predio que aún no había podido ser identificado. Con este resultado, se completa el proceso de identificación de todas las víctimas halladas en el lugar, uno de los centros de tortura más emblemáticos de la última dictadura en Tucumán.
El secuestro en el sur tucumano
Roque Argañaraz tenía 34 años y trabajaba como jornalero en la actividad azucarera. Fue secuestrado junto a su hermano Daniel en la madrugada del 18 de febrero de 1977, de su vivienda en el paraje rural de Macio, cercano a la ciudad de Monteros.
Según consta en testimonios judiciales, más de 20 hombres armados, encapuchados y vestidos con uniformes militares rodearon la casa. Las víctimas fueron sacadas con las manos atadas y los ojos vendados con sábanas, bajo las órdenes de un hombre de civil al que llamaban “Teniente”.
De Famaillá a Arsenales
Ambos hermanos fueron llevados primero al centro clandestino que funcionó en el exingenio Nueva Baviera, en Famaillá. Allí fueron sometidos a torturas durante varias semanas. Luego, fueron trasladados a “Arsenales”, ubicado al norte de San Miguel de Tucumán, a la vera de la ruta nacional 9.
Ese lugar fue un verdadero infierno por el que pasaron cientos de personas secuestradas en Tucumán y provincias vecinas: docentes, estudiantes universitarios, trabajadores estatales, ferroviarios, obreros azucareros y periodistas, entre otros.
Torturas, muerte y una liberación
En “Arsenales”, Roque y Daniel fueron separados. Dos testigos relataron que Roque murió mientras era sometido a torturas con la técnica del “submarino”, que consistía en sumergir al detenido en agua hasta provocarle asfixia.
Tres meses y diez días después del secuestro, Daniel fue trasladado en el baúl de un automóvil hasta una ruta provincial en Simoca, donde fue liberado de noche. Desde entonces, nunca volvió a saber nada del destino de su hermano, hasta esta semana.
Las fosas y el trabajo forense
Entre 2009 y 2011, por orden judicial, el EAAF realizó excavaciones en “Arsenales” junto al Grupo Interdisciplinario de Arqueología y Antropología de Tucumán. Se identificaron cinco fosas clandestinas, cuatro de gran tamaño y alteradas con maquinaria pesada.
Se recuperaron miles de fragmentos óseos incinerados, además de restos de neumáticos, carbón y sedimentos con combustible. Estos hallazgos confirmaron el método de incineración de cuerpos denunciado por testigos. En total, se hallaron restos de 14 personas.
La identificación final
Trece víctimas fueron identificadas en años anteriores. El último caso no había podido resolverse debido al alto grado de degradación de los restos. Sin embargo, el avance de las técnicas de extracción de ADN permitió retomar los análisis.
En 2024, los estudios genéticos arrojaron una señal compatible con el ADN de Roque Argañaraz al compararlo con el de su hermano. Aunque la coincidencia inicial fue débil, los análisis antropológicos respaldaron la hipótesis. Nuevas pruebas permitieron confirmar la identidad.
El proceso fue llevado adelante por el Laboratorio de Genética Forense y las áreas de Investigación e Identificación del EAAF.
El regreso a casa
El próximo paso será el traslado de los restos a Tucumán para su entrega a los familiares. De ese modo, Roque Argañaraz podrá regresar finalmente a su tierra, a pocos meses de cumplirse 50 años del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
“Arsenales”, hoy señalizado como Sitio de la Memoria, vuelve a ser escenario de una verdad que tardó décadas en salir a la luz y que sigue siendo clave para la memoria, la justicia y los derechos humanos en Tucumán.




