Tucumán Central se coronó campeón del Torneo Anual de la Liga Tucumana al imponerse por 1 a 0 ante Concepción FC gracias al tanto anotado por Nelson Martínez Llanos.
El duelo tuvo una polémica que agitó la calma de la tarde del domingo en La Ciudadela cuando el árbitro Axel Santillán, tras la intervención de su asistente Víctor Escobar, le anuló un gol al Cuervo por un fuera de juego, en una decisión que dejó dudas.
El partido definitorio se disputó en el estadio de San Martín con un importante marco de público que aportaron las dos hinchadas.

Dentro del estadio, la postal fue tan cruda como reveladora: en un extremo, los jugadores de Tucumán Central celebraban el campeonato; en el otro, los futbolistas de Concepción FC permanecían tirados en el piso, indignados por el desenlace. Axel Epifanio llegó a realizar gestos contra los árbitros antes de reunir a sus compañeros para meterse directamente al vestuario, sin recibir las medallas de subcampeón.
Víctor Rodríguez y otros jugadores vieron cómo el empleado de la Liga, Oscar Gorósito, llevaba el trofeo hacia la premiación, mientras lanzaban críticas durísimas al arbitraje. “Compraron todo el campeonato”, se escuchó desde la zona de vestuarios. Luego, Tucumán Central quedó solo en el campo para festejar.
La final dejó un campeón, sí. Pero también dejó expuesto un salvajismo estructural que se repite año tras año y que la Liga Tucumana sigue sin resolver. Y mientras eso no cambie, cualquier triunfo quedará inevitablemente ensombrecido por el mismo panorama: violencia, arbitrajes caóticos y un fútbol que pierde terreno frente a su propia miseria.



