El gobernador Osvaldo Jaldo reaccionó con rapidez y determinación ante el escándalo que sacude a la Policía de Tucumán. Tras el hallazgo de dos reclusos y dos efectivos policiales trabajando en una propiedad privada en El Cadillal, Jaldo convocó a la plana mayor de la fuerza y ordenó la baja inmediata de los implicados.
La reunión incluyó al ministro de Seguridad, Eugenio Agüero Gamboa; al jefe de Policía, Joaquín Girvau Olleta; al subjefe, Roque Rodolfo Yñigo; y al director del Servicio Penitenciario, Antonio Quinteros. Todos coincidieron en calificar el hecho como de “extrema gravedad” y reafirmaron el compromiso con la política de “impunidad cero”.
Trascendió que el Gobernador se mostró sumamente ofuscado y enojado por el episodio. De hecho, se habría solicitado que los efectivos policiales dejen los teléfonos celulares antes de entrar al antedespacho de Casa de Gobierno.
Agüero Gamboa confirmó que los dos policías involucrados fueron pasados a disponibilidad y luego dados de baja, junto con el jefe y segundo jefe de la Unidad Regional Norte. Además, se inició un proceso de revisión interna: Jaldo exigió informes detallados de cada regional y de las unidades especiales, que deberán presentarse en las próximas horas.
La ausencia de Agüero Gamboa tiempo atrás por una cuestión de salud, habría generado ciertas rispideces en las fuerzas de seguridad. Algunos trascendidos indican que el Jefe de Policía se puso el traje de Ministro y habría causado ciertos enojos en Casa de Gobierno.
El comisario Soria asumió interinamente al frente de la Unidad Regional Norte, en reemplazo del comisario Beltrán. Los sumarios administrativos siguen su curso y serán puestos a disposición de la Justicia. Los dos reclusos fueron trasladados al penal Benjamín Páez.




