Desde el 26 de octubre, Javier Milei asumió el liderazgo político del Gobierno con una estrategia clara: consolidar un nuevo oficialismo que trascienda las sesiones extraordinarias. Su objetivo es aprobar reformas estructurales —laboral, tributaria y penal— que marquen un antes y un después en su gestión.
La Casa Rosada se convirtió en epicentro de reuniones con gobernadores, muchos de ellos derrotados y urgidos por necesidades presupuestarias. El Presidente, junto a Karina Milei, Manuel Adorni y Diego Santilli, diseñó un esquema de poder sin doble comando. La euforia en el Gabinete refleja el clima de victoria y la intención de capitalizar el respaldo electoral.
Reformas estructurales como eje de la nueva coalición
Las reformas propuestas por Milei buscan modernizar el empleo, reducir impuestos y endurecer el Código Penal. La reforma laboral apunta a integrar trabajadores informales, eliminar la industria del juicio y vincular salarios con productividad. La tributaria pretende simplificar el sistema y aliviar la carga fiscal. La penal endurecería penas para delitos graves.
Estas iniciativas serán debatidas en dos tramos de sesiones extraordinarias: del 10 al 30 de diciembre y en febrero. El Gobierno ya inició negociaciones con gobernadores como Ignacio Torres (Chubut), Raúl Jalil (Catamarca), Marcelo Orrego (San Juan) y Martín Llaryora (Córdoba), quienes buscan concesiones a cambio de apoyo legislativo.
El PJ, entre la fragmentación y el trauma electoral
Mientras Milei construye poder, el peronismo enfrenta una crisis profunda. Con Cristina Fernández de Kirchner presa y enfrentando un nuevo juicio, el PJ se fragmenta. Gobernadores e intendentes se distancian de “La Jefa”, y las recriminaciones por la derrota electoral se multiplican.
La CGT, debilitada por la pérdida de aportes sociales, se muestra más proclive al diálogo. Sin embargo, resiste la reforma laboral que amenaza sus convenios colectivos y el sistema de obras sociales. Federico Sturzenegger aparece como figura clave para desactivar estos núcleos de poder sindical.
La derrota dejó al PJ sin liderazgo claro y con un futuro incierto. “Si seguimos así, vamos a terminar peleando el cuarto lugar con Myriam Bregman”, advirtió Juan Cabandié, reflejando el desconcierto que atraviesa al movimiento peronista.




