El Banco Mundial redujo su estimación de crecimiento para la economía argentina, proyectando un avance del 4,6% del Producto Bruto Interno (PBI) en 2025, casi un punto menos que el 5,5% anticipado anteriormente.
La actualización forma parte del informe económico global presentado por el organismo, que ajustó sus pronósticos debido al contexto internacional adverso, con altas tasas de interés y mayor incertidumbre financiera.
A pesar de la reducción, el Banco Mundial destacó que Argentina encabezará el crecimiento económico en América Latina el año próximo, superando las proyecciones de otras economías de la región.
Según el informe, la baja de la previsión responde al impacto de un entorno global menos favorable y a los efectos persistentes de la desaceleración comercial internacional.
El documento advierte que la recuperación será gradual y heterogénea, condicionada por la estabilidad financiera y la evolución de los precios de las materias primas.
Además, el Banco Mundial señaló que la inflación global y la volatilidad de los mercados aún representan un riesgo importante para los países emergentes, incluido el caso argentino.
Recuperación económica y desafíos pendientes
El informe subraya que, tras dos años de recesión, la economía argentina muestra signos de recuperación impulsados por el plan de estabilización del gobierno de Javier Milei.
Las medidas adoptadas —como el superávit fiscal, la reducción de la inflación y el aumento de la inversión privada— contribuyeron a mejorar los principales indicadores macroeconómicos.
Sin embargo, el organismo advierte que persisten desafíos estructurales, entre ellos la necesidad de consolidar la estabilidad monetaria y fortalecer el sistema productivo para sostener el crecimiento en el largo plazo.
Panorama regional: América Latina ante un crecimiento moderado
A nivel regional, el Banco Mundial prevé que América Latina y el Caribe crezcan 2,3% en 2025 y 2,4% en 2026.
El informe resalta que la deuda pública promedio de la región ascendió al 63,8% del PBI en 2024, frente al 59,9% registrado en 2019, reflejando el impacto fiscal de los años posteriores a la pandemia.
Pese a la leve mejora prevista, los niveles de inflación y endeudamiento siguen siendo los principales obstáculos para la estabilidad económica regional.