La decisión judicial de prohibir la difusión de los audios de Karina Milei provocó un déjà vu en el mundo del periodismo. En 1992, la jueza María Servini intentó censurar el programa de Tato Bores.
El humorista respondió con ironía: colocó carteles de “Censura judicial” en los fragmentos prohibidos y lanzó una canción que se volvió icónica: “La jueza Barú Budú Budía, es lo más grande que hay”.
Hoy, el caso Karinagate revive ese episodio. La censura previa vuelve a instalarse como tema central en el debate público. Mientras el Gobierno defiende la medida como protección institucional, periodistas y especialistas cuestionan el límite que impone a la libertad de expresión.
La historia se repite, pero con nuevos protagonistas. El poder judicial interviene en la circulación de información sensible, y el periodismo responde con memoria, creatividad y resistencia.