La ciencia quedó en el centro del conflicto luego de que el Gobierno anulara, el 4 de diciembre de 2025, cientos de proyectos de investigación y desfinanciara al sistema científico nacional. La decisión afecta a investigadores de todo el país que, desde 2026, quedarían sin recursos para continuar sus trabajos. Además, la medida convierte a Argentina en el único país de América Latina sin inversión estatal en ciencia, según alertó la comunidad académica.
Golpe a los proyectos de investigación
La anulación alcanzó a unos 800 proyectos PICT 2022 que ya habían sido evaluados, aprobados y estaban listos para ejecutarse. También se cerró definitivamente la convocatoria 2023, que había sido prorrogada siete veces. Por otro lado, investigadores señalaron que la falta de previsión rompe con la planificación a mediano plazo, indispensable para el trabajo científico.
Valeria Levy, vicedecana de Ciencias Exactas de la UBA, explicó que solo en su facultad se dejó sin financiamiento a 109 proyectos. Además, la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (Raicyt) convocó a una concentración en el Polo Científico de Palermo para rechazar el recorte.
Ciencia al borde del mínimo histórico
La función Ciencia y Tecnología caerá a un 0,164% del PBI en 2026, un nivel crítico. Esta reducción implica un ajuste del 45,3% en dos años y supera los peores antecedentes, incluso los de 2001. Sin embargo, el problema no se limita a los fondos: según Jorge Geffner, coordinador de Raicyt, la gestión muestra falta total de diálogo y un “maltrato explícito” hacia quienes trabajan en el sector.
Los salarios se deterioraron entre un 30% y 40% desde diciembre de 2023. Además, las becas bajaron de 1.300 a 600, lo que agudiza lo que investigadores describen como un “éxodo masivo” de científicos y docentes.
Un cambio de modelo que deja afuera a la ciencia básica
La nueva convocatoria de la Agencia I+D+i requiere que los proyectos tengan acuerdos con empresas privadas para acceder a los escasos fondos disponibles. Esto deja afuera al 90% de los grupos de investigación. Además, el enfoque se vuelca casi por completo a la ciencia aplicada, lo que —según Raicyt— destruye el proceso integral del desarrollo científico y deja sin sustento a la ciencia básica, clave para cualquier avance tecnológico.
La comunidad científica sostiene que estas decisiones ponen en riesgo décadas de construcción institucional y pide a la sociedad defender la ciencia argentina, que ya había perdido su rango ministerial en 2023.




