Frigoríficos locales alertan por la escasez de hacienda, caída del consumo y subas que afectan tanto al mercado interno como a los consumidores.
El precio de la carne atraviesa un nuevo capítulo de tensión en Tucumán. Tras los incrementos del 15% registrados en octubre y con nuevas subas previstas para las próximas semanas, el dueño del frigorífico Fidensa, Hugo Benejam, describió un panorama que inquieta a toda la cadena cárnica provincial.
“La situación es preocupante. En poco tiempo, la carne aumentó cerca de $2.000 por kilo, dependiendo del corte. Se siente la baja del consumo y el precio de la hacienda está muy movido”, advirtió. Según explicó, el problema local responde a una crisis nacional que arrastra varios años: “Por políticas equivocadas se han faenado vientres y no se trabajó en incrementar el stock. Hoy eso pasa factura”.
Impacto directo en el mercado tucumano
La menor oferta de hacienda y una demanda que no cede terminan presionando los precios en la provincia. Benejam señaló que la disponibilidad es cada vez más limitada.
“Hay poca hacienda. El ternero está carísimo y no hay mucha disponibilidad. Y ahora, con la posibilidad de exportar a Estados Unidos, muchos engordadores compran novillos que antes quedaban en el mercado local. Eso deja un hueco en la hacienda que llega a los frigoríficos tucumanos”.
El novillo para consumo interno ronda entre $4.200 y $4.500 por kilo, mientras que un ternero se ubica entre $5.000 y $6.000, lo que empuja a los productores a destinar animales más pesados al mercado externo. “Es pura ley de oferta y demanda: con poca hacienda y la misma demanda, los precios suben”, resumió.
El consumo se derrumba
La caída del consumo en Tucumán es contundente. Benejam ejemplificó con un caso concreto:
“Un supermercado que me compraba 100 mitades por semana ahora me pide 49. Y no porque compre en otro lado: le sobraron 37 en cámara. El consumo se desplomó”.
A esto se suma un cambio profundo en la modalidad de pago:
“El 58% de las ventas se hace con tarjeta y solo el 42% en efectivo. Pero la hacienda se paga de contado. Si la plata no está, no sale el camión del campo”. Esta tensión financiera golpea a los frigoríficos, que mantienen costos fijos mientras las ventas se frenan.
Perspectivas para fin de año
Diciembre suele traer un repunte estacional y aumentos por la mayor demanda, pero este año el panorama podría ser diferente.
“En las fiestas normalmente sube, pero hoy discuto los precios porque el público tucumano no los convalida. ¿Para qué pagar más hacienda si después no la podés vender? Todos estamos sacrificando rentabilidad para seguir abiertos”, señaló.
Una industria en alerta
Para Benejam, el sector atraviesa uno de sus momentos más delicados:
“Estamos muy complicados. La carne está cara para el consumidor, cara para comprarla y el consumo está muy bajo. Es un combo que nos afecta a todos”.




