A 21 años del crimen de Paulina Lebbos, la causa judicial vuelve a activarse. En marzo comenzará el juicio oral contra César Soto, ex pareja de la joven y padre de su hija, acusado como autor del homicidio. También será juzgado Sergio Kaleñuk, imputado por encubrimiento.
En ese contexto, Alberto Lebbos volvió a hablar y apuntó otra vez contra Kaleñuk.
Los primeros días tras la desaparición
Paulina desapareció el 26 de febrero de 2006. Ese mismo día, su padre inició una búsqueda desesperada. Recorrió hospitales, sanatorios y comisarías. También habló con amigas y personas cercanas a su hija.
Ese camino lo llevó hasta la casa de César Soto. Allí supo que existían antecedentes de violencia contra Paulina. Desde ese momento, Lebbos lo consideró el principal sospechoso.
Una detención que duró minutos
Convencido de su responsabilidad, Lebbos llevó personalmente a Soto a la Brigada de Investigaciones. Exigió que quedara detenido. Sin embargo, pocos minutos después, Soto fue liberado.
Según relató Lebbos, la Policía sostuvo que no podía retenerlo. Para el padre de la víctima, esa decisión fue clave. Afirma que existían herramientas legales para avanzar. Desde entonces, sostiene, comenzó una cadena de encubrimientos.
Kaleñuk y el rol del poder
Uno de los ejes del juicio será el papel de Sergio Kaleñuk. Es hijo de un ex funcionario de alto rango del gobierno provincial y mantenía una relación personal con Soto.
Lebbos recordó que la noche de la desaparición de Paulina, Kaleñuk habría realizado cerca de 200 llamadas telefónicas. Ese dato surge de una investigación encabezada por el fiscal Diego López Ávila junto a la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
“Para mí no hay dudas”, afirmó Lebbos. Y volvió a definir a Kaleñuk como “el verdadero hijo del poder”, en referencia a la protección que —según denuncia— tuvo la causa durante años.
Violencia previa y una familia que acompañó
Lebbos también volvió a referirse a Soto. Lo describió como una persona inestable en ese período. Recordó que atravesaba una separación conflictiva y que existían antecedentes de violencia.
Pese a ese contexto, señaló que la familia acompañó a Paulina en su decisión de continuar con el embarazo y criar a su hija.
Expectativa por el juicio
El juicio que comenzará en marzo genera expectativa, pero también revive frustraciones. Lebbos sostuvo que cada vez que la causa avanzó aparecieron obstáculos y demoras injustificadas.
De cara al debate oral, reclamó penas máximas para los acusados. También pidió responsabilidad a los testigos. Advirtió que mentir no solo prolonga el dolor, sino que termina afectando a las propias familias.
Más de dos décadas después, la causa Paulina vuelve a ser clave. Es un expediente atravesado por denuncias de violencia de género, poder político y encubrimiento. Y sigue siendo un símbolo del reclamo de justicia en Tucumán.




