Sergio Goldvarg convirtió una pasión de la infancia en una obra monumental. Con 22.000 autos a escala y piezas únicas, inauguró el primer museo del mundo dedicado exclusivamente al automodelismo en escalas 1/43 y 1/18. La muestra es privada y ya se transformó en una referencia internacional.
El espacio tiene como gran atracción el Batimóvil original de la serie de Batman de 1966, una pieza icónica basada en el Lincoln Futura. El vehículo ocupa un lugar central en la exhibición y convive con cientos de miniaturas de Fórmula 1, Turismo Carretera, rally y autos de resistencia, además de una sección especial dedicada al automovilismo argentino.
La historia de Goldvarg comenzó cuando tenía apenas cuatro años, en un quiosco del barrio porteño de Barracas. Allí descubrió sus primeros autitos y, a diferencia de otros chicos, no los usaba para jugar: los cuidaba, los ordenaba y los exhibía como piezas de colección. Con el tiempo, empezó a desarmarlos para entender cómo estaban hechos y a restaurar modelos usados para financiar su hobby.
En la década del 80 dio un paso clave: pasó de coleccionista a fabricante. Así nació Goldvarg Collection, una marca de autos a escala que alcanzó reconocimiento mundial. Sus modelos se produjeron primero en Argentina y luego en Inglaterra, tras la crisis de 2001, y llegaron a mercados como Estados Unidos y Europa. Varias ediciones fueron exclusivas y hoy son verdaderas piezas de culto.
La obtención del Batimóvil fue una historia aparte. Goldvarg tardó casi diez años en localizar un ejemplar en California y concretar la compra. La llegada del auto a la Argentina fue tan impactante como inesperada, incluso para su propia familia, cuando el vehículo apareció frente a su casa transportado por el Automóvil Club Argentino.
Además de su faceta como fabricante, Goldvarg desarrolló una extensa carrera periodística en la revista CORSA, donde escribió durante más de una década. En ese rol entrevistó a leyendas del automovilismo como Juan Manuel Fangio, Niki Lauda, Alain Prost y Michael Schumacher. También escribió un libro sobre su gran ídolo, Carlos Alberto Pairetti, campeón de Turismo Carretera en 1968.
Este año, junto a su hija, viajó a Inglaterra para presenciar el Gran Premio de Gran Bretaña de Fórmula 1. Allí conoció a Franco Colapinto, quien se acercó a saludarlo y compartió una charla distendida con el coleccionista argentino, en un encuentro que terminó con bromas y risas.
Hoy, el museo de Sergio Goldvarg no solo exhibe autos en miniatura. También cuenta la historia de una pasión que atravesó generaciones, países y crisis, y que mantiene viva la identidad argentina en cada vitrina.















