La avenida Solano Vera es el único viaducto sin cortes que une el norte y el sur en la zona oeste del Gran Tucumán. Atraviesa Yerba Buena, San Pablo y El Manantial, y se extiende por más de seis kilómetros. Nació como un camino rural y hoy se ha convertido en una arteria clave, pero colapsada, angosta y oscura.
El colapso se debe al crecimiento urbano desmedido, especialmente de countries y barrios privados, sin una infraestructura acorde. Además, en cuatro kilómetros solo hay un cruce transversal, lo que agrava el caos vehicular. La avenida Solano Vera se ha transformado en un cuello de botella que afecta a miles de trabajadores y vecinos.
Desarrollo inmobiliario sin planificación
El auge inmobiliario en Yerba Buena y alrededores ha saturado la avenida Solano Vera. Proyectos como la ampliación del San Pablo Country Golf y el nuevo The Point II, impulsado por Avanco, sumarán más de 400 viviendas. Sin embargo, no se han previsto calles transversales ni servicios básicos como agua, cloacas o energía.
Enrique Bach, emprendedor ambiental, advierte que el tráfico “ya es un caos” y que la falta de infraestructura podría generar un colapso total. La situación pone en evidencia la ausencia de un plan director de conectividad en el Área Metropolitana.
Obras públicas e inversiones privadas
Yerba Buena ha realizado mejoras en iluminación y calzada, y planea ensanchar un tramo de 1.000 metros. Sin embargo, la mayor parte de la avenida Solano Vera pertenece a San Pablo y El Manantial, donde las obras son escasas. Esteban Auad, secretario de Planeamiento, señala a Vialidad como responsable, pero denuncia que no hay inversiones provinciales.
Por otro lado, Avanco prometió ampliar la avenida con dos manos por lado y construir rotondas. Miguel González, delegado de San Pablo, celebra que el tema esté en agenda, pero reclama definiciones sobre quién financiará las obras. “No es solo para los barrios privados, sino para todo el pueblo”, afirma.
Cruces transversales: el gran ausente
Uno de los mayores problemas es la falta de cruces oeste-este. Desde el Camino de Sirga hasta la ruta 338, solo existe uno: Gobernador del Campo. Esta carencia limita la circulación y pone en riesgo el desarrollo urbano. Sin conectividad transversal, la avenida Solano Vera podría convertirse en otro Camino del Perú: una vía saturada, peligrosa y olvidada.