Alberto Cormillot, prestigioso nutricionista argentino, celebró este miércoles el cuarto cumpleaños de su hijo Emilio con una imagen que enterneció a sus seguidores. En la foto publicada en redes sociales, se lo ve abrazando al pequeño, quien lo rodea con sus brazos en un gesto de afecto mutuo. “De 0 a 4 en un abrir y cerrar de ojos. Feliz cumpleaños, Emilio”, escribió Cormillot, acompañando la publicación con un corazón azul.
La escena, cargada de ternura, se volvió viral rápidamente. Los usuarios respondieron con mensajes de cariño, destacando no solo la dulzura del momento, sino también la sensibilidad con la que el médico comparte su vida familiar. El festejo tuvo lugar en septiembre, mes que también coincidió con el cumpleaños número 87 del profesional.
Celebración doble: el cumpleaños de Cormillot

Además del festejo por Emilio, Cormillot celebró su propio aniversario rodeado de afecto. En los estudios de Radio Mitre, donde trabaja, recibió saludos cálidos de colegas y amigos. La celebración continuó en su hogar, donde su esposa Estefanía Pasquini y Emilio le prepararon una sorpresa: al abrir la puerta, el médico fue recibido por su hijo cantando “Happy Birthday”.
Pasquini registró el momento en video, mostrando la emoción del homenajeado y la calidez del entorno familiar. La torta, la velita y los retratos completaron una jornada íntima y significativa.
Un mensaje que emociona: el valor de la familia
Estefanía Pasquini también compartió un extenso y emotivo mensaje en redes sociales. En él, destacó el rol de Cormillot como padre, pareja y profesional. “Hoy celebro tu vida, y con ella todo lo que me regalaste: la dicha inmensa de ser familia”, escribió. Además, elogió su valentía, generosidad y pasión por vivir intensamente.
La publicación cerró con una frase que resume el vínculo profundo entre ambos: “Te amo con el alma y con cada latido”. La celebración continuó con gestos espontáneos, como un tango improvisado en la radio y momentos compartidos en familia.
Emilio, el motor de una historia compartida

La figura de Emilio aparece como el centro emocional de esta historia. Su presencia ilumina cada escena, desde la foto inicial hasta los festejos familiares. Para Cormillot y Pasquini, el niño representa el milagro cotidiano que une sus vidas y da sentido a cada celebración.
La ternura de la imagen, el mensaje sincero y la alegría compartida convirtieron este cumpleaños en un retrato íntimo de amor, familia y gratitud.